domingo, 13 de noviembre de 2022

Adverbio de Lugar- Leonardo Gotleyb

“Adverbio de Lugar”, la nueva muestra de Leonardo Gotleyb en Dain Usina Cultural Leonardo, con su fino tacto, pone de manifiesto en sus obras su amor, su pasión por lo que hace. Leonardo Gotleyb es un reconocido artista contemporáneo radicado desde hace varios años en la Ciudad de Buenos Aires, en la que es un activo participante en muestras, salones, exposiciones; también participa en muestras internacionales en el exterior. Ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales e invitado a exponer en muchas Bienales de América, Europa y Asia. A principios de este mes de noviembre se ha inaugurado una nueva muestra de este talentoso artista en Dain Usina Cultural, un polifacético espacio que combina librería, galería de arte, bar y restaurante de autor y una terraza para disfrutar, ubicado en Palermo Soho, en la esquina de Nicaragua y Thames. Allí, con ese destacado marco que conforman las estanterías con múltiples libros, se lleva a cabo esta nueva muestra del artista. En la misma, se exponen una veintena de obras pertenecientes a dos colecciones diferentes. En una de ellas, la más antigua, observamos paisajes industriales de comienzos del siglo XX, en particular del Barrio de la Boca. El antiguo Transbordador, reflejado en diversas imágenes, visto desde distintos ángulos ocupa un lugar destacado. Estas imágenes se convierten en un grito de alerta sobre la vida del hombre del siglo XXI; ciudades que crecen continuamente y dan la espalda al ambiente, a la naturaleza. El no uso del color, sólo blanco y negro, refuerzan ese llamado. En tanto, la colección más nueva, nos muestra imágenes “más vivas”, surgen animales, plantas en siluetas oscuras sobre fondos animados de colores. Leonardo, con su fino tacto, pone de manifiesto en sus obras su amor, su pasión por lo que hace. Posee una clara mirada del arte clásico pero le imprime la impronta del siglo XXI. Por ello, es dable acercarse a Dain Usina Cultural para observarlas mientras se degusta alguna de las especialidades de su cocina, se alterna con los libros que “nos llaman” desde las estanterías que rodean el espacio y, posiblemente, se pueda entablar un enriquecedor diálogo con el artista, que concurre frecuentemente al lugar. La muestra permanecerá hasta el 7 de diciembre LEONARDO GOTLEYB Nacido en Chaco. Se radica en Buenos Aires, en el Barrio de la Boca. Egresa como Licenciado en Arte en la Universidad Nacional de las Artes. Ha participado en diversos salones nacionales, muestras, exposiciones así como en Bienales internacionales, obteniendo 19 premios fuera del país y más de 80 en Argentina. Dicta cursos y conferencias en Universidades Argentinas y del Extranjero. En la actualidad, es profesor del UNA, Universidad Nacional de las Artes. Algunas de sus participaciones y premios: • 2018, SPECIAL AWARD, por su notable contribución al al arte gráfico en el mundo, en la 9ª Trienal Internacional de Grabado, Bitola, República de Macedonia. • 2011,“Civilización y Barbarie” exposición individual, invitado por la Trienal Internacional Gráfica de Krakovia, en la Galería de “Arte OKO dla Stuki,2”, de la ciudad de Kracovia, Polonia. • 2010, “Partituras urbanas”, Exp. individual, Inst. deCultura Lucy Tejada, Pereira, Colombia. • 2009, “Maestros del Grabado Latinoamericano Contemporáneo”, dentro de la VI Bienal Internacional del Grabado L´ARTE Y EL TORCHIO, Cremona, Italia. • 2007, Premio a la Excelencia, del Honorable Senado de la Nación, Argentina. • 2006, Jurado de la VII Trienal Internacional de Arte de Majdanek, Lublin, Polonia. • 2003, Jurado de la V Trienal Internacional Gráfica de Bitola, Macedonia. • 2002, “Arqueología urbana”, exposición individual, Centro Torrente Ballester, dentro del XVI Premio Internacional de Grabado, “Maximo Ramos”, El Ferrol, La Coruña, España.

martes, 1 de noviembre de 2022

HOMENAJE AL ARQ. ALEJANDRO VIRASORO al cumplirse 130 años de su natalicio Sus primeras obras reflejan aún el estilo predominante en Buenos Aires instaurado por la Generación del 80: el "academicismo francés", que parte de la Escuela de Beaux-Arts de París. Sin embargo, la corriente de renovación moderna que se había iniciado en Europa cala hondo en el pensamiento de Virasoro haciendo de él uno de los primeros arquitectos argentinos que comienza a diseñar en estilo art déco, transformándose en ferviente promotor del mismo. Alejandro Virasoro puede ser considerado el “pionero del Art Decó “ en Argentina. Este prolífico arquitecto y constructor nacido en 1892 en la ciudad de Buenos Aires, ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires cuando era aún un adolescente (15 años). Allí tuvo profesores de la talla de Julio Dormal y Eduardo Le Monnier, quienes conformaron el jurado de su tesis. Comenzó a trabajar en el estudio del Arq. Arturo Prins – el diseñador del edificio gótico de la Facultad de Ingenierría – teniendo como compañero de trabajo a Mario Palanti. Al poco tiempo se independizó para formar su propio estudio y crear su empresa constructora “Viribus Unitis” (“Fuerzas Unidas”). Llegó a tener 1500 empleados otorgándoles importantes “beneficios”, impensables en esa época: fines de semana libres y comida durante la jornada de trabajo. Se casó con Juana María Basavilbaso y tuvo 8 hijos. Algunos de sus primeros proyectos fueron para familiares: la Residencia Basavilbaso – hoy sede del Club Sirio Libanés y la Residencia Lastra que fue luego la Embajada de Israel, destruida por el atentado de 1992. En la década del 20 construyó gran cantidad de obras entre las cuales merecen mencionarse: su propia casa en la calle Agüero 2024 (1924/25), la casa del Dr. Ganduglio, en el lote vecino a su casa (1927), la Casa del Teatro en Av. Santa Fe 1235 (1927), el edificio Equitativa del Plata en la esquina de Florida y Diagonal Norte (1927/29), ex Sanatorio De Cusatis (Av Pueyrredón 845/853) (1932), la bóveda para la familia Ferrari en el cementerio de la Recoleta (1924). Debido a la crisis del 30, no pudo sostener su empresa. La cerró y se radicó en Mar del Plata donde construyó varias obras de Art Decó domésticas, incluida una casa para él y su familia en la zona de La Perla, así como numerosas tumbas en el Cementerio de la Loma Años más tarde regresó a Buenos Aires y siguió construyendo aunque, en esta nueva etapa, se volcó hacia la arquitectura racionalista, el llamado “estilo internacional”, alejándose del Art Decó En uno de los edificios que construye en este período, en la calle Agote 2437, va a residir hasta su deceso en 1978. Cultivó una gran amistad con el arq. Andres Kalnay y el arq. José María Peña al que le obsequió muchos planos y dibujos de sus proyectos. En 1969 este arquitecto junto a José Xavier Martini escriben un libro brindándole un justo y merecido homenaje destacándolo como el Arquitecto que desarrolló el Art Decó en Argentina. Actualmente el Estudio Virasoro, continúa guiado por sus nietos: Pablo y Sebastián Virasoro. En este año 2022 se cumplen 130 años de su natalicio y para celebrarlo AdbA, Art Decó Buenos Aires, Argentina, junto con la Familia Virasoro y la Asociación Arrayanes (Mujeres que inspiran) han decidido reunirse el dia 03 de Diciembre, en la que fuera su Casa, para festejar, inaugurando el Recorrido de la Casa Virasoro y postular la Declaratoria Patrimonial del Conjunto de las Obras del distinguido arquitecto.
ART NOUVEAU El 19 de octubre AANBA (Asociación Art Nouveau Buenos Aires) llevó a cabo un evento en el Club Sirio Libanés ubicado en la calle Ayacucho 1496 (esq. Pacheco de Melo) en el que fue presentado el Circuito Art Deco Buenos Aires. El lugar fue elegido ad-hoc ya que la sede del Club fue, originalmente, la residencia Basavilbaso, diseñada por el arq. Alejandro Virasoro en 1923 para la señora Rosa López Rodríguez de Basavilbaso, que era la suegra del mismo. El edificio es un petit hotel emplazado en una esquina del Barrio de Recoleta, el que posee una fachada academicista aunque en sus interiores destaca el diseño art decó, que va a convertirse en el estilo emblemático de Virasoro. Éste fue uno de los primeros diseños del estilo realizados por el arquitecto, como así también uno de los primeros en el país. Este nuevo estilo que rompía con las arraigadas tradiciones academicistas empieza a manifestarse desde los interiores hacia el exterior. La sociedad porteña no estaba aún abierta para aceptarlo. Sin embargo, el nuevo estilo eclosiona en las escaleras y salones de la residencia. Materiales nobles trabajados con maestría generando ornamentos de calidad con motivos no tradicionales. Allí se llevó a cabo la velada en la que se proyectaron imágenes de edificios emblemáticos de la ciudad y de algunas otras ciudades que conforman la Ruta Argentina del Art Nouveau, con las explicaciones del Prof. Horacio Eliorraga. También se presentó Dossier Artes Decorativas: Ópera & Deco en el Teatro Colón y Club Sirio Libanés que estuvo a cargo del Presidente de AANBA, Willy Pastrana. Se les hizo entrega de un dossier lacrado a las autoridades del Club dueño de casa, representados por su Presidente, Sr. Yaoudat Brahim, el Secretario General, arq. Claudio de Bas y el Tesorero, Lic. Eduardo Ursino. Luego, se anunciaron los próximos viajes que realizará AANBA a Tucumán Córdoba y Mendoza que cuentan con el auspicio de CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa) en la persona de su Secretario de Turismo, Sr. Gregorio Werchow. El ex Presidente de la Junta Comunal 1, Sr. Roberto Salcedo anunció que ha presentado un proyecto en la Legislatura de la CABA para que el Sr.Willy Pastrana sea declarado “personalidad destacada de la Ciudad”. Como broche final se presentó la orquesta de Jazz en vivo New Orleans Sexteto, auspiciada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad. Se puede ver el video completo del evento en el canal de YouTube de AANBA.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Cuarentena día 40: El Miércoles te propone conocer la historia del Palacio "Santa Cándida"




Libros, música y entretenimiento para disfrutar en casa, siempre con artistas locales o de la región, serán los/as protagonistas que te proponemos para pasar estos días de cuarentena.
Hoy, en este audiovisual de Proyectar TV, el paisajista y profesor de arte uruguayense Gustavo Cherri, nos cuenta la historia del Palacio Santa Cándida, declarado Patrimonio Arquitectónico Nacional en 1970. Construido sobre el ex Saladero de Urquiza, a orillas del arroyo La China en Concepción del Uruguay, es una obra arquitectónica con dos momentos bien marcados en su estructura.

Santa Cándida para pocos: lo promocionan en Buenos Aires como "majestuoso palacio"

 

17 septiembre, 2022 publicado en Miércoles digital 

Es un monumento histórico nacional, pero está vedado a la comunidad uruguayense, que no lo conoce ni puede visitarlo. En cambio, lo promocionan como un lugar exclusivo para "mandatarios, embajadores y personalidades del arte, la política y la cultura", que pagan fortunas para alojarse en el histórico lugar.

Nota relacionada: El Miércoles te propone conocer la historia del Palacio "Santa Cándida"

"Justo José de Urquiza lo mandó a construir en 1847, y allí se administró el mayor saladero de América del Sur; días atrás abrió las puertas a los vecinos de Concepción del Uruguay", dice en la introducción la nota de Leandro Vesco en el diario La Nación.

Majestuoso y detenido en el tiempo, el Palacio Santa Cándida se levanta entre una arboleda de tipas a orillas del arroyo La China, en Concepción del Uruguay. Fue la administración del mayor saladero de América del Sur y morada de Justo José de Urquiza, quien lo mandó a construir en 1847 con un diseño que incluye mucha simbología y con un sentido estratégico: desde su mirador se podía ver todo el movimiento del puerto y también su aduana, que Urquiza mandó a construir para no pagarle impuestos a Rosas.

El pasado domingo 11 de septiembre, el chef local Quique Sobral ofreció un menú a siete pasos que resumió aromas y sabores de la Mesopotamia a 45 vecinos de Concepción del Uruguay, que esperaron décadas para conocer el palacio.

“Trabajar en Santa Cándida es un sueño”, confiesa Antonella Sack, encargada del Palacio. A 10 kilómetros del centro de Concepción del Uruguay, la construcción fue hecha por el arquitecto italiano Pietro Fossati (hizo el Palacio Arzobispal, frente a Plaza de Mayo, en la ciudad de Buenos Aires), quien le dio un espíritu palaciego italiano. Tiene tres plantas. La primera referencia es de 1859, cuando un marino inglés navegaba por el riacho Itapé. “Informó que un acaudalado saladerista levantó una imponente administración de tres pisos”, cuenta Gustavo Cheri, guía a cargo de contar la historia a los huéspedes que se alojan en el Palacio.

El nombre lo puso Urquiza en honor a su madre, Cándida García González. “Se construyó con lo mejor de la época”, afirma Cheri. Urquiza trajo personalmente los muebles de Europa. Lo único nacional, son los ladrillos con los que se hizo el palacio, hechos en hornos propios. La primera de sus tres plantas fue destinada a las oficinas del saladero, la segunda están las nueve habitaciones en suite que usaba Urquiza cuando no podía llegar a su residencia oficial, el Palacio San José, a 35 kilómetros de distancia, y en la tercera se encuentra lo más importante: el mirador. Está en línea recta con la que era la Comandancia del Puerto, la Aduana.

La última vez que Urquiza se hospedó fue en 1870, poco antes de su asesinato (el 11 de abril del mismo año). El lujo del palacio es fastuoso, a 175 años de su inauguración el tiempo parece haberse detenido. El mármol, el hierro, las maderas, y las obras de arte que la prestigian se conservan en un estado impecable, cercano al encantamiento. Enmarcado en un parque de 44 hectáreas diseñado por el paisajista Emil Bruder, tiene muelle propio. A las nueve habitaciones en suite, se le suman dos departamentos, galerías y espacios comunes, como living, sala de estar, comedor, y bar.

El mármol que se usó fue de Carrara. Los dos espejos que se presentan en el hall de entrada pertenecieron a Sara Bernhardt, las arañas son venecianas y se puede ver un tapiz de Flandes. Masón de alto grado, Urquiza tenía fascinación por los símbolos: 38 estatuas se erigen en el jardín y las galerías. Hércules, el León de Nemea, la Hidra de Siete Cabezas, Juno, Diana cazadora y la inmortal Palas Atenea. “La puerta principal tiene como llamador y tirador dos cisnes que representan a los amantes eternos”, afirma Cheri. Dos grandes leones advierten a los malos espíritus que dentro del Palacio no hay lugar para ellos.

“Urquiza nunca habitó el Palacio”, afirma Sack. Solo cuando no se hacía tiempo para llegar al Palacio San José, hacía preparar las habitaciones. Santa Cándida se pensó con un fin comercial, para administrar el saladero de carne y sus derivados que le produjeron su fortuna, de las más grandes de la época. Siempre se mantuvo cerrado para los vecinos, a pesar que desde la década del 80 recibe huéspedes. Sus actuales dueños, reservados, no dan nombres, pero figuran mandatarios, embajadores y personalidades del arte, la política y la cultura no sólo de nuestro país, sino del mundo.

Justo José de Urquiza, fue el primer propietario del palacio. Gobernador de Entre Ríos, organizó y lideró el llamado Ejército Grande que venció en 1852 en Caseros a Juan Manuel de Rosas, al año siguiente convocó un Congreso Constituyente que aprobó la primera constitución de nuestro país, y un año después fue proclamado presidente de la Confederación Argentina. Fue el primer presidente constitucional argentino. La Confederación no incluía a Buenos Aires.

El Palacio Santa Cándida pasó por varias familias patricias. Luego de Urquiza lo tuvo Mariano Unzué, Leloir Saenz Valiente, Llorente-Llorente, Di Tella, Francisco Sáenz Valiente (nieto directo de Urquiza) y Helena Zimmerman. En la actualidad, la familia Lanusse.

“Somos entrerrianos, llevamos un ADN con el impulso de nuestros caudillos, Pancho Ramírez y Urquiza”, afirma el chef Quique Sobral. Ofreció un menú de siete pasos en la velada en donde 40 invitados pudieron degustar aromas y sabores del litoral. Sobral tiene una larga experiencia. Es creador del restaurante a puertas cerradas Bajo Llave 929 (en Concepción del Uruguay): su propia casa se transforma en un viaje gastronómico personalizado, con solo tres mesas. Trabajó en Bulli Hotel de Sevilla, bajo las órdenes de Ferrán Adriá, considerado el mejor chef del mundo. También creó “Proyecto Mesopotamia” junto a su esposa Florencia Martino, un concepto gastronómico que pone en valor los productos locales.

Sobral va en busca de los productos “nobles del Uruguay” y de esta manera se relaciona con pescadores artesanales, productores de nueces pecan, horticultores y emprendedores locales y regionales. “En la riqueza de nuestros ríos y suelos viven nuestros sabores”, afirma. Los productos estrellas de la costa entrerriana uruguayense son la batata zanahoria (boñato), las mieles, los peces, la hierba Marcela, los citrus (pomelo, naranja y mandarina criolla) y el Yatay, fruto autóctono de Entre Ríos. “No tenemos un plato típico, pero sí productos que se adaptaron muy bien a nuestra tierra”, sostiene Sobral.

“Trabajamos en conjunto con los productores, nuestro objetivo es alzar su voz porque detrás de cada producto hay esfuerzo y una historia para contar”, confiesa Sobral, quien llevó su proyecto a Italia, Francia, España y al Vaticano. Teje alianzas con cocineros de las distintas ecorregiones de nuestro país. Su mensaje se materializó en el menú que presentó en el palacio Santa Cándida. Sopa de batata zanahoria. Tapeo mesopotámico con escabeche de yacaré y gírgola. Pacú al papillote con aceite de nuez pecan. Kiveve con salsa criolla, charque de ñandú y huevo de codorniz. Espuma de queso de cabra y dulce de zapallo, y un flan de maracuyá con frutos de la costa del río Uruguay.

“Sentí un inmenso orgullo al llevar nuestros productos a Santa Cándida”, confiesa Sobral. El palacio fue siempre un lugar vedado pero a su vez, un ícono para la identidad de Concepción del Uruguay. En una tierra donde Urquiza parece no haber muerto y todo lo que tenga que ver con él tiene plena vigencia, la apertura del palacio fue una actividad que movilizó a la sociedad. La gastronomía de Sobral fue el vehículo que posibilitó este viaje en el tiempo y una apuesta a un presente promisorio, con platos de vanguardia con una raíz muy popular.

Concepción del Uruguay es una de las ciudades más importantes de Entre Ríos, con aires de capital. Tiene una fuerte matriz cultural y educativa. En 1849 Urquiza creó el Colegio Nacional, donde salieron tres presidentes y varios ministros de la generación del 80. Tiene cuatro universidades de prestigio que ofrecen más de 80 carreras y un entorno natural privilegiado, con la isla Cambacuá como el mayor atractivo. El contacto con el vecino país de Uruguay es estrecho, lo que refuerza su identidad cultural.

“Mis abuelos eran vecinos del palacio y mi padre entraba a veces y me contaba lo lujoso que era”, recuerda Alcides Parlato, productor apícola de Concepción del Uruguay y uno de los invitados para participar de la exclusiva cena en Santa Cándida. “Siempre quise conocerlo”, agrega. Su miel, Río de los Pájaros, es una de las más puras y Sobral la usa para su cocina. Tuvo que esperar una vida para poder conocer lo que su padre le contaba. “A mis 70 años, entré al palacio y vi lo que mi padre decía cuando era niño. Es un lugar maravilloso”, señala las arañas venecianas.

“Nosotros intentamos fusionar una estadía en un palacio con el contacto directo de la naturaleza”, afirma Sack. Pionero en el turismo de estancias a nivel país, el Palacio Santa Cándida encaja con el nuevo perfil de turista en la pospandemia. Cabalgatas, navegación por el río Uruguay y sus playas de arenas finas y blancas, avistaje de aves, golf y senderismo, algunas de las actividades para desconectarse del mundo. “El entorno natural donde desarrollamos nuestras actividades es magnífico, como mi tierra, Entre Ríos, la de todos los verdes”, dice Sack.

   

 

jueves, 23 de junio de 2022

Un recorrido por Freeport Bahamas

 


Al noroeste de las Bahamas y a aproximadamente 90 km de la costa de Florida, se encuentra la isla de Gran Bahama, cuya capital y ciudad principal es Freeport. Esta ciudad fue fundada en 1955 como centro turístico y desde ese entonces ha crecido notablemente. Es aquí donde se encuentra el Aeropuerto Internacional de Gran Bahama y un importante puerto de cruceros. Además de playas de arena blanca y agua transparente, la ciudad ofrece otras actividades como submarinismo, buceo, esnórquel, tiendas libres de impuestos, deportes acuáticos, discotecas y paseos en barco. Alguna de las playas más destacadas son: Taino Beach, Fortune Beach y Barbary Beach.

Si destinas un tiempo a compras y comida local puedes dirigirte a Port Lucaya Marketplace es un centro comercial muy pintoresco que cuenta con bares, algunos con música en vivo, negocios y puestos de artesanías locales.

Más allá de las playas, existen otros atractivos naturales.

El Rand Nature Center  en es un área protegida en Freeport que alberga una amplia variedad de especies de plantas y animales, sobre todo aves. Muchas de las especies son autóctonas. Se puede caminar por los senderos del lugar de manera individual, pero encontrarás un guía local si deseas conocer las especies más en detalle y algunas curiosidades de la fauna y flora local.

Muy cerca de Freeport se encuentra el Lucayan National Park, un hermoso Parque Nacional que cuenta con un sistema de cuevas submarinas que vale la pena conocer.

Si lo nuestro es lo exótico podemos tener una experiencia única ¡nadando con cerdos en Crystal Beach!

La ciudad presenta una oferta hotelera variada, que va desde hoteles de dos estrellas hasta grandes resorts, all inclusive y hoteles de lujo. Si bien hay mucha infraestructura hotelera, una de las tipologías dominantes es el turismo de cruceros;  por lo general los cruceros llegan al puerto por la mañana y se quedan allí para que los turistas hagan excursiones de medio día o de día completo.


Google Map Ubicación

Recorrido 360°

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Una EXPERIENCIA MÁGICA en COLONIA

>Los vestigios coloniales de españoles y portugueses se observan aquí y allá en toda la ciudad antigua, la cual estuvo abandonada por mucho tiempo hasta que a fines de la década del 60, se dio inicio a su reconstrucción
Arribando a Colonia
Calle Centro Histórico
Centro Histórico con vista del Faro
Puerto de Yates
Municipalidad de Colonia
Todo comenzó un día de diciembre en la FIT 2021 (Feria Internacional de Turismo en Buenos Aires). Visité el stand de Colonia del Sacramento, me invitaron a participar de un sorteo. Dos días después recibí una comunicación de la Asociación Turística de esa ciudad avisándome que era el feliz ganador de una “experiencia mágica”. A partir de entonces, y tras la pausa de las Fiestas de Fin de Año y las vacaciones estivales, comencé a organizar el viaje que finalmente se concretó el pasado fin de semana. El sábado por la mañana, partí junto a mi acompañante, en el Superferry de Colonia Express desde Buenos Aires hacia la ciudad oriental. El día estaba gris y frío pero ello no fue obstáculo para disfrutar a pleno. Ni bien arribamos a Colonia, nos dirigimos hacia la Ciudad Histórica recorriendo su interesante patrimonio, fusión de estilos coloniales españoles y portugueses, lo que le valió ser declarada Patrimonio de la Humanidad. La ciudad fue fundada por el maestre de campo portugués Manuel Lobo en enero de 1680, convirtiéndose en la primera ciudad fundada por europeos en lo que hoy es el territorio de la República Oriental del Uruguay. Ubicada frente a la ciudad de Buenos Aires, tuvo un carácter militar con la intención de la burguesía mercantil portuguesa de recuperar el intercambio con esa ciudad. Sin embargo, las autoridades españolas de Buenos Aires deciden atacar el nuevo asentamiento y la toman en agosto del mismo año de su fundación. Esto dio origen a diversas acciones por parte de portugueses y españoles en los que la ciudad cambió de bando en varias oportunidades. Hasta que en 1828 quedó definitivamente integrada al Estado Oriental del Uruguay. Los vestigios coloniales de españoles y portugueses se observan aquí y allá en toda la ciudad antigua, la cual estuvo abandonada por mucho tiempo hasta que a fines de la década del 60, se dio inicio a su reconstrucción. En 1972 se inauguraron las obras que incluyeron la reconstrucción de la muralla y su Puerta del Campo, hoy un emblema de la ciudad. Los Museos Español, Portugués, del Indio, la Casa de Nacarello, la Casa del Virrey, en las ruinas del Convento, fueron algunas de las intervenciones que se recuperaron el barrio histórico. La Calle de los Suspiros que desciende desde la Plaza Mayor hasta la calle de San Pedro ofreciéndonos hermosas vistas del Río de la Plata es, probablemente, la arteria más famosa de la ciudad. Su construcción denota su carácter lusitano ya que fue realizada con piedras desiguales con pendiente hacia el centro de la misma, a diferencia de las construcciones españolas que utilizaban piedras más regulares conformando una calzada abovedada con declives hacia ambos lados de la misma. Un custodio blanco vigila el centro histórico y toda la costa desde hace más de un siglo y medio: el faro. Fue levantado junto a las ruinas del convento de San Francisco Xavier, y se mantiene en buen estado. Desde la parte superior del mismo, a la que se accede por medio de largas escaleras caracol, se observan hermosas vistas de toda la ciudad y el río. A poca distancia del faro, otras dos torres se elevan al cielo coloniense, las de la Basílica del Santísimo Sacramento.
El edificio comenzó a construirse en los albores del siglo XIX, aunque poco después la caída de un rayo le provoca serios daños, ya que bajo la sacristía existía un viejo polvorín portugués en el que se habían almacenado municiones en tiempos pasados. Tanto es así, que cuando Charles Darwin pasa por allí (c. 1831/36), relata en su diario de viaje que la iglesia debido a este accidente se encontraba en estado ruinoso. La iglesia es reconstruida en poco tiempo. En pleno siglo XX se restauran la fachada y los azulejos de las cúpulas. Con los trabajos de puesta en valor del casco histórico, la Basílica también es intervenida reconstruyéndose partes dañadas dejando a la vista todo lo que era original. Tras este recorrido, llegó el mediodía y la hora del almuerzo que tuvo lugar en uno de los restaurantes aledaños a la Plaza Mayor donde nos deleitamos con un clásico “chivito”. Nuestro recorrido continuó por el Paseo costero de San Gabriel hacia el muelle y Puerto de yates llegando hasta el Centro Cultural Bastión del Carmen.
Este bastión fue construido como punto estratégico militar, una plataforma de artillería en las batallas que ocurrían en la ciudad de Colonia entre españoles y portugueses. Cuando el país se estabilizó y cesaron las disputas, el lugar fue reconvertido en una fábrica de cola y jabón, años más tarde una barraca y almacén de granos, y posteriormente un lavadero de lanas y curtiembre. Finalmente, el Ministerio de Educación y Cultura lo adquiere a sus propietarios argentinos para transformarlo en un Centro Cultural que se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, en el que se llevan a cabo todo tipo actividades artísticas: teatro, exposiciones, talleres, charlas y eventos diversos. La antigua chimenea, las murallas y la escultura en forma de espiral son los puntos de atracción del gran parque frente al río que posee el Bastión. Antes de disponernos a continuar el recorrido, hicimos una pausa para un café y encontramos: Lentas Maravillas, un lugar especial que transmite paz y tranquilidad.
La amabilidad de su dueña nos invitó a entrar y descubrir una acogedora sala con una gran chimenea de piedra y unos inmensos ventanales que ofrecen una estupenda vista del jardín y el río, todo complementado con una deliciosa pastelería. Reconfortados luego de beber un humeante café pusimos proa a nuestro próximo destino que se halla a unos 20 km. al noroeste de la ciudad, en San Pedro. Allí está el Museo C´ars.
Museo C´ars
Tras un breve recorrido por la campiña uruguaya, unos carteles al costado de la ruta nos informan que el ingreso al museo se halla próximo. Dos grandes pilares de mampostería con una forma que nos recuerda a vasos gigantes, pintados de blanco, coronados con dos autos antiguos flanquean el ingreso al lugar. Desde allí parte un camino de grava que nos lleva hasta las instalaciones del museo. Ya en el camino se observan algunos vehículos antiguos esparcidos por el parque. Son los encargados de darnos la bienvenida, mientras aguardan, allí, silenciosos el momento de su restauración. Este museo privado fue una iniciativa de un argentino, Manuel Arslanian Ipekdjian. Este señor y su esposa visitaban a menudo Colonia. Ella le sugiere adquirir una propiedad allí a fin de mudarse y eso es lo que hace don Manuel. En principio compra un terreno sobre la Ruta 1, en un lugar donde no existían servicios ni caminos que él mismo va construyendo. Lamentablemente, su esposa fallece pero él decide quedarse y, adquiere otra finca en San Pedro, donde decide hacer realidad su proyecto de museo. A Manuel le interesaron los automóviles desde muy pequeño, y se convirtió en un asiduo espectador de carreras de autos. Con el transcurrir del tiempo comenzó a adquirir vehículos antiguos y todo tipo de objetos que se fueron almacenando en unos galpones por un cuarto de siglo. Así, un día decidió construir un galpón en el que pudiese exponer buena parte de todo aquello. De esta manera nace el Museo C`ars by Manuquita, llamado así en recuerdo de su esposa. Una galería bajo la cual observamos algunos carruajes antiguos tirados por caballos es lo primero que encontramos. Junto a ella se ubica la confitería que permite disfrutar de un refrigerio sentados observando el campo y el área exterior con algún tractor, carro y los autos sin restaurar “en espera” para su puesta en valor. Un hangar de aproximadamente 2000 m2, es la gran sala de exposición en la que encontramos una treintena de vehículo, algunos centenarios o muy próximos a cumplirlo. Otros, son “más jóvenes”, sólo tienen la mitad de esa edad.
Para acceder a observarlos, debemos hacerlo recorriendo un pasillo cuyas paredes están tapizadas de una colección de fotos de automóviles.
En una de las cabeceras del hangar se recreó una antigua estación de servicio; en uno de los laterales se exponen todos los vehículos restaurados por el propietario del museo, quien ha realizado una excelente labor artesanal reconstruyéndolos con piezas originales. Todos los vehículos poseen, además, la documentación correspondiente.
En el otro lateral se alinean una serie de antiguos comercios con equipamientos de época. Así encontramos: la Peluquería de Don Mateo, la Farmacia Santo Remedio, máquinas de escribir “El Escribiente”, el Consultorio del Dr. Tembleque, entre otros. En el final del recorrido y sobre la otra cabecera del hangar, hay una colección de bicicletas y elementos de una bicicletería. La salida la constituye otro pasillo que, al igual que el del ingreso, está repleto de fotografías. Al salir, damos una última recorrida por el parque en medio de los automóviles y maquinarias que allí se hallan esparcidos. De esta manera, finalizamos la visita a este interesante museo destacando la prolijidad, el esmero, el cuidado de los detalles en todo lo que allí se expone. La presentación es impecable, lo que demuestra la dedicación que ha puesto su creador en él. Luego de la visita, emprendemos el regreso a la ciudad de Colonia dirigiéndonos al Hotel Dazzler by Windham, donde somos recibidos muy cordialmente y alojados en una de sus espaciosas habitaciones, con amplio ventanal, lo que la hace muy luminosa. La decoración es moderna y cálida invitándonos al relax.
Después de un breve descanso, nos aprontamos para ir a cenar. Comarca Las Liebres Ubicada en uno de los puntos más altos de la ciudad, a un kilómetro del Real de San Carlos, y unos 6 km. del centro histórico, este emprendimiento que comprende un hotel, restaurant y barrio cerrado, ofrece diversas experiencias.
La casa principal es de 1920 y ha sido restaurada para alojar huéspedes. En la parte anterior se le ha adicionado una gran galería vidriada donde se ubica el restaurante, en el que nos disponemos a cenar. El restaurante está dirigido por el chef Hugo Soca cuyas recetas reivindican la comida casera. Nos recibieron con un trago de bienvenida: una copa de “medio y medio”, típica bebida uruguaya conformada con partes iguales de vino blanco seco y espumante blanco dulce y hogazas de pan de masa madre recién horneado.
El menú de tres pasos está elaborado cuidadosamente combinando ingredientes naturales cosechados en la huerta del hotel, productos artesanales con toques modernos de aliños y sazones para recrear recetas caseras y tradicionales, resultando en platos particularmente sabrosos y equilibrados. Desde el inicio hasta el final, la atención fue magnífica: el personal muy cordial y atento a cualquier requerimiento, la cuidada presentación de los platos, la atmósfera del ambiente que invita a relajarse y conversar mientras se degustan los diferentes platos. Una “experiencia culinaria” de gran calidad. Así, culminamos nuestro primer día en la ciudad.
El domingo lo iniciamos desayunando en la cafetería buffet del hotel, que ofrece variedad de opciones para todos los gustos. Un amplio salón vidriado con acceso a la terraza solárium frente a la pileta con vistas al Río de la Plata, es el marco ideal para probar lo ofrecido, entre lo que destaca la buena pastelería. Finalizado el desayuno iniciamos el recorrido por la Ruta 1 y luego la 50, que discurren por las cuchillas uruguayas para dirigirnos a Viñedos y Olivares del Quintón
El área donde se emplaza este emprendimiento está compuesto por suaves cuchillas con abundante vegetación en el Paraje El Quintón, a unos 30 km. de la ciudad de Colonia. En el portal de acceso encontramos a Facundo, nuestro anfitrión y guía en esta visita. Un camino suavemente ondulado que transcurre en medio de la vegetación y atraviesa, por medio de un puente, una laguna artificial nos acerca a la finca principal. Una gran casona de estilo colonial con techo de tejas y
paredes blancas nos da la bienvenida. Accedemos a ella a través de una puerta cancel de hierro forjado y un zaguán decorado con mayólicas traídas de España por los dueños del emprendimiento, desembocando en un patio central, rodeado de galerías con columnas. Somos conducidos a un amplio salón de recepción en el que proyectan un video institucional. La finca pertenece a una familia argentina, que la adquiere con el fin de pasar tiempo de descanso en ella. Para ello edifican la casona y deciden iniciar una actividad productiva. En principio plantan olivos, construyen las instalaciones necesarias para el proceso de elaboración de aceites y dan inicio a la producción.
Los aceites se comercializan bajo el nombre “Piedras del Olivar”, siendo aceites extra virgen Premium de tres tipos diferentes. Después de un recorrido por la plantación y por la planta de elaboración con las interesantes y cordiales explicaciones de Facundo, pasamos a la degustación de los aceites. La visita continuó recorriendo las plantaciones de vides, otro emprendimiento iniciado a posteriori del olivar. Desde allí, nos dirigimos a las noveles instalaciones de la bodega, edificio emblemático de la firma, construida sobre una lomada desde la cual se domina visualmente todo el paisaje circundante.
El proyecto es del arquitecto uruguayo Gabriel González, quien describe así su obra: Las piedras con las que se han elevado los contundentes muros curvos exteriores, son propias de una cantera del campo. Solamente se han reposicionado para darles un nuevo sentido, otro lenguaje. Un par de “tajos estructurales” en las paredes de contención exhiben la roca madre, la piedra que envuelve la bodega y a su vez la contiene. Desde el proyecto, se apuntó al desafío de que fuera posible percibir todas las etapas de la vinificación desde dentro de la bodega. Así es que los niveles del edificio balconean unos sobre otros, y se han estudiado y logrado varios puntos de vista estratégicos desde donde el visitante puede contemplar de una vez todas las etapas de la elaboración del vino. Durante la vendimia, se conjugan visualmente la cosecha manual en las viñas, el lago de aguas naturales para riego, el transporte, la recepción y limpieza en bodega, el primer encubado en acero inoxidable, el futuro desvinado a crianza en barricas de roble francés, el descanso de las botellas de anteriores cosechas. La calidad de un vino está dada por la sumatoria de calidades de cada etapa de la vinificación. Bodega Viñas del Quintón rinde justo homenaje a todas ellas. Las instalaciones impactan x su buen diseño: amplitud de espacio, disposición de las cubas de acero inoxidable, espacio central abierto con balcones que permiten visuales amplias desde los distintos niveles, los barricas de roble en el piso inferior, los amplios ventanales que hacen que el lugar sea muy luminoso, los muros de piedra autóctona y el afloramiento de la roca madre, utilizada también como muro. Ello conlleva a que el espacio interno tenga acondicionamiento térmico y de ventilación sin necesidad de utilizar equipos artificiales para ello.
Las cepas que producen los viñedos propios son Cot Malbec y Syrah. En tanto los vinos que actualmente comercializan son la línea Bruna (100% malbec) y Petra (70% malbec, 30% cabernet franc). Estos vinos han obtenido importantes premios internacionales tales como Medallas de Oro en Selections Mondiales des Vins (Canadá) y Medalla de Oro Vinistate (Bruselas).
Como broche de oro, a este recorrido, la bodega nos ofreció una degustación con una abundante picada. Al igual que en el Museo C´ars, todo está muy cuidado , prolijo, excelentemente mantenido. Así, luego de casi tres horas de recorrido y buen comer y beber emprendimos el regreso a la ciudad de Colonia.
Al llegar realizamos un último recorrido por ella, yendo a visitar su reciclada Plaza de Toros, el Real de San Carlos, que luce orgullosa el esplendor recuperado. Actualmente, se ha convertido en centro de convenciones, espectáculos culturales y deportivos; posee, además, un restaurante, un museo y una sala de convenciones. El Museo del Ferrocarril, aledaño a esta Plaza de Toros, está cerrado definitivamente. Recreaba una antigua estación de ferrocarril de comienzos del siglo XX y poseía diversos vagones antiguos originales, integrantes del patrimonio cultural uruguayo. En el predio, que contaba con un bar restaurante se llevaban a cabo actividades culturales. Hacemos votos para que el mismo pueda ser reabierto ya que es un complemento ideal para el Real de San Carlos y ayudaría a potenciar turísticamente esta área de la ciudad algo alejada del centro histórico.
Tras ello, recorrimos la Rambla de las Américas, la avenida costanera de la ciudad, observando la vastedad del Río de la Plata que baña sus costas, llegando nuevamente al centro histórico. Desde allí nos dirigimos a la vecina Terminal Fluviomarítima para abordar el ferry de Colonia Express rumbo a Buenos Aires, dando por concluida la visita a esta ciudad. En poco más de 24 horas hemos vivido realmente una “experiencia mágica” en esta amigable ciudad oriental. Conocimos nuevos sitios de interés cultural, nos sentimos muy bien tratados en todo momento, destacando la cordialidad y amabilidad de los colonienses. El turismo constituye una de las más importantes fuentes de ingresos de la ciudad y sus habitantes son conscientes de ello, por lo que se esfuerzan en hacer que el turista se sienta cómodo, confortable, bien tratado, lo cual genera en ellos un deseo de volver a visitarla nuevamente. Me resta sólo agradecer a la Asociación Turística y la Dirección de Turismo de Colonia por esta “experiencia mágica” que hemos disfrutado
Atardecer en Colonia
Regresando a Buenos Aires

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Recorrido 360°